jueves, 4 de enero de 2024

Cambia el enfoque


Foto de Marie-Michèle Bouchard
Este último tiempo he pasado por varias dificultades entre ellas estrés, otra vez, así que he tratado de relajarme, aunque confieso que ha sido difícil. Cuando comienzo, pasa algo malo o no previsto y vuelvo a comenzar, cada instante se hace más pesado.

Para solucionarlo de raíz recurrí a mi panacea: buscar a Dios. En específico he orado por paz, lo que me ha devuelto la sonrisa ¡es cierto que Dios da esa paz que no se compara con ninguna!

Así Dios les dará su paz, esa paz que la gente de este mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el entendimiento de los que ya son de Cristo
Filipenses 4:7 TLA

Experimentar la paz que Dios da, me hace comprender el versículo anterior. He dormido muy bien, descansado más, me organizo mejor, disfruto junto a mi esposo e hija ¡realmente maravilloso!

Lo que me hace pensar en ¿por qué me alejo de esa paz? ¿Por qué si sé los beneficios de estar con Dios termino haciendo lo que me aleja de él? En mi caso específico: porfía, sumado a querer siempre agradar a los demás, destacarme para "demostrar mi valía" a otros y muchas cosas más que aprendí de forma equivocada.

Tu eres mi Dios. ¡Enséñame a hacer lo que quieres que yo haga! ¡Permite que tu buen espíritu me lleve hacer el bien!

Salmos 143:10 TLA

Es necesario acercarse a Dios y estar dispuestos a hacer lo que Él diga, jamás querrá algo malo para nosotros.

Recuerdo uno de los privilegios que me ha concedido Dios. Tomé una clase con un profesor titulado en una importante universidad extranjera. Él nos hacía pensar en vez de meternos exceso de información en la cabeza, lo que me parece increíble porque te cambia la visión, y eso es lo que hizo en la clase que quiero recordar aquí. Nos mostró una imagen a los alumnos que estábamos en el auditorio y nos preguntó:

¿Qué ven?

A lo que respondimos:

—Un gallo.

¿Están seguros? tal vez están mirando otra cosa, hay que alejarse para observar mejor alejó la imagen y el gallo pasó a ser lo que se podía observar a través de la ventana de una sala ¿Qué ven?

Se redujo el número de respuestas.

—Volvamos a cambiar la perspectiva, alejémonos.

Apareció una puerta abierta, la imagen del gallo se veía más lejos, la sala más pequeña y la entrada de lo que parecía una casa. Volvió a alejarse, efectivamente era una casa, la que a su vez era parte de un barrio, se podían observar las calles que lo recorrían. Otra vez cambió la perspectiva, esta vez era se transformó en un área urbana. EI profesor volvió a alejar la imagen, otra vez, otra, otra. El resultado final fue la Tierra observada desde el espacio. El maestro afirmó:

—Podemos seguir, pero ya perdería el sentido y ustedes ya entendieron.

La reflexión del profesor me hace pensar ahora: podríamos seguir, pero para mí el sentido sería quienes somos para Dios. Él se enfoca a tal punto que puede ver el detalle, a pesar de la inmensidad de su ser y del universo que Él mismo construyó, ahí, nos ve a nosotros. Está preocupado de nuestras vidas, hasta del más mínimo detalle.

Lo mismo pasa con ustedes: Dios sabe hasta cuántos cabellos tienen. Por eso, ¡no tengan miedo! Ustedes valen más que muchos pajaritos.
Lucas 12:7 TLA

Es por eso que duermo bien, es por eso que sonrío a pesar de las situaciones que enfrento, es por eso que disfruto con mi familia, es por eso que respiro... y se siente bien.

Mi invitación esta semana es que ores, que cambies tu enfoque. Aléjate un poco y observa bien.

No te enfoques en una situación, no te enfoques en esa persona que está mal con su actitud, no te enfoques en los problemas, contempla el cuadro completo, que para los detalles ahí está Dios para ti.



QUERIDO LECTOR, ESTA SEMANA TE RECOMIENDO

Lectura bíblica

Salmos 121 “Dios te protegerá”


jueves, 28 de diciembre de 2023

Antes del fin

Foto de Jonatan David

Miércoles, de vuelta del trabajo a mi hogar, 18:23 horas.

Hola hermano Job ¿Cómo está? —le digo a penas lo veo y detengo el auto.

Bien ¿y usted?

Mal, estresada hasta casi el colapso —digo por primera vez en mi vida, como respuesta a esa pregunta.

—Yo igual estoy estresado —me dice con un dejo de agobio en la voz.

—¿Por qué?

—Estoy sin trabajo —continuamos hablando por un rato e interrumpo la conversación porque mi hija pequeña comienza a quejarse en el asiento de atrás.

—Ya poh hermano Job, usted ora por mí, para que no colapse de estrés y yo oro por usted para que tenga trabajo —me hace un gesto aprobatorio y hace un asomo de sonrisa con los labios agradecido.

—Sí, chao hermana.

Nunca había tenido una conversación tan corta y sincera.

Heredé de mis padres el temor de relacionarse de forma íntima con los integrantes de la congregación de la iglesia a la que asistía, temor a que les hicieran daño a ellos a la familia, a que hablen mal de uno sin motivo y así podría seguir un largo rato mencionando motivos. En estos tiempos (ya tengo 43 años), no cambié mi actitud, seguí respondiendo “estoy bien” aunque estuviera mal de salud o emocionalmente.

Solo he mencionado a personas cercanas que estoy prácticamente colapsando, ha sido un año muy muy difícil en lo laboral, no he podido dormir por las noches porque la ansiedad me vence, he estado un día viernes sin dormir a pesar de que al día siguiente tengo libre, a ratos no puedo enfocar la vista mientras leo. Esta condición me ha llevado a dañar mi salud, también mi esposo no ha estado bien de salud, aún así, mi respuesta ha seguido siendo “estoy bien”, “estamos bien”.

Desde noviembre Dios me ha estado confrontando, y ahora, antes del fin, he decidido que no seguiré ocultando mi condición, porque ¿quién me apoyará con oración si no lo cuento? ¿Quién admitirá que está mal porque yo lo haga? ¿quién orará por mí aunque no se lo pida? ¿Cómo cumpliré la palabra de Dios en donde dice que debemos orar unos por otros?

Confiesense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados. La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos.

Santiago 5:16 NTV

Conversando con mi suegra (algo que hacemos mucho), me dijo abiertamente:

—Eso es mentir —refiriéndose a decir “estoy bien” cuando estás mal.

El que dice la verdad permanece para siempre, pero el mentiroso, solo un instante. En los planes de los malvados hay mentira; en los consejos del hombre de paz, alegría. El hombre justo jamás sufrirá ningún mal, pero el malvado recibirá todos los males juntos. El Señor aborrece a los mentirosos, pero mira con agrado a los que actúan con verdad.

Proverbios 12:19-22 Biblia Dios Habla Hoy

Agradezco por este medio a Dios por la vida de mi suegra y sus consejos. Nunca había pensado de esa forma, aunque para alguna persona puede ser lógico que es una mentira, pero yo no, solo veía que ponía una “protección” que no era tal, al contrario, como dice el versículo de Proverbios, eso me aleja de Dios, me aparta de Él y pierdo la santidad que me permite sentir su presencia.

Así que antes de terminar este año, me confronté frente a la palabra de Dios: sí, este año y todos los anteriores he sido una mentirosa. Por eso admito que he estado mal, que he llevado mi mente al límite con estrés intelectual, que no he confiado lo suficiente en Dios.

También me confronto acá: no he escrito, uno de los talentos que Dios me ha dado y no he adorado a Dios a través de las letras.

Te invito a hacer lo mismo, confrontate antes de terminar el año, quedan tres días, tiempo más que suficiente para hacerlo. Deja que Dios saque a flote lo malo, así se podrá reemplazar por lo bueno. No creas que es fácil porque, como dice mi papá, tienes que mirarte frente al espejo “de cuerpo entero”, analizar y sinserarte, también dejar el ruido que tienes dentro, hacer silencio y escuchar a Dios.

Te dejo esta propuesta, lo importante es que lo hagas antes del fin, porque puede que no sea el fin de año, sino el de tu vida.


QUERIDO LECTOR, ESTA SEMANA TE RECOMIENDO

Biblia
Lamentaciones

Podcast

Predicación "No escondas tus talentos" Iglesia Aliento de Vida - Pastor Franco Figueroa (hijo)


jueves, 24 de agosto de 2023

Diferente

 

Foto de Santa Barbara
Desde niña siempre quise ser especial, no veía que ya lo era, y oraba a Dios por serlo. Pasaban los años y lo seguía anhelando.
Lo que quería era ser especial para que los demás me quisieran, me aceptaran en sus grupos, sentirme integrada. Soñaba con ser una cantante a la que todos aplaudieran y miraran con admiración.

Ahora soy adulta y entiendo que muchos me rechazaron por ser especial, Dios había puesto en mí unicidad, la que no era capaz de ver queriendo esa aprobación de los demás, la que por cierto es pecado, porque anhelaba eso más que a Dios mismo.

Ya soy adulta, tengo 43 años, amo quien soy porque Dios me ama, tengo muchos defectos, mucho que aprender, actitudes que corregir.

Aunque a pasado mucho tiempo aún no tolero que me etiqueten, que me digan que soy algo que no soy, solo por ser diferente, porque no hago lo que hace la mayoría.

¡Amo ser quien soy! ¡amo estudiar! ¡ser una nerd! ¡amo escribir y leer! ¡amo pasar tiempo a solas con Dios! ¡amo que Dios me haya dado mi esencia! Y después de muchos años, amo no ser como la mayoría.

Fui muy ilusa por años queriendo esa aprobación del compañero de colegio, del compañero del trabajo, de la señora de la iglesia y así hasta el infinito. Quería que la mayoría me quisiera.

¡Ámate como Dios los hizo! No anheles ser del grupo, no seas común. Dios nos da la oportunidad de marcar la diferencia cada día con nuestros actos, y hacerlo es lograr ser diferente a la mayoría.

Los mediocres siempre van a querer que seas como ellos: “una copita, si no te hace nada”, “dale una fumada, no saber que se siente si no lo haces”, “hazte hombre, ven con nosotros”, “en serio ¿nunca «lo has hecho»? que eres tonta”.

Como escribió Daniel Habif, un grande, en su libro Inquebrantables: “no porque un millón de moscas la comen, la mierda sabe rica”.


¿Cómo se sabrá que me miras con agrado—a mí y a tu pueblo—si no vienes con nosotros? Pues tu presencia con nosotros es la que nos separa—a tu pueblo y a mí—de todos los demás pueblos de la tierra.

Éxodo 33:16 | Nueva Traducción Viviente