jueves, 23 de septiembre de 2021

No entiendo a Dios

Foto de Matt Walsh.
Dios siempre me ha parecido un misterio, lo cual me parece fascinante. Hay otras ocasiones en las que me parece muy frustrante. Muchas veces no logro entender lo que hace Dios, ni menos el por qué. Generalmente no me siento frustrada frente a eso, mas bien, ese sentimiento surge cuando yo creo hacer todo lo que debería y Él no responde como yo espero. 

He aquí, estas cosas son solo los bordes de sus caminos;
¡Y cuán leve es el susurro que hemos oído de Él!
Pero el trueno de su poder, ¿quién lo puede comprender? 
Job 26:14 | Reina Valera 1960

Leí una frase maravillosa en internet "Dios es incomprensible, pero conocible". Eso describe perfectamente mi sentimiento frente a Dios. Es tanto lo que conocemos de Él, pero eso sigue siendo una mínima parte de quien realmente es. Quizás por eso no logramos entenderlo, porque hay tantas cosas que no conocemos, que esperamos algo de Él que nunca nos prometió. Eso es tan errado como que alguien nos reclame por ser de una forma, cuando siempre nos hemos mostrado igual. Si usted nunca se comprometió con hacer algo, y de repente, llega alguien a reclamarle porque usted no hizo tal cosa ¿no se sentiría molesto o desconcertado? Imagínese Dios.

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados
Romanos 8:28 | Reina Valera 1960

Hace muchos años leí un libro llamado La Cabaña (William Paul Young), donde aparecía una frase que decía:

"—Entonces ¿por qué crear siquiera plantas venenosas? indagó Mack, devolviendo la varita.

Tu pregunta presume que el veneno es malo, que tales emociones no tienen ningún propósito. Muchas de las así llamadas plantas nocivas, como ésta, poseen increíbles propiedades curativas o son necesarias para espléndidas maravillas cuando se combinan con algo más. Los seres humanos tienen una gran capacidad para declarar que algo es bueno o malo, sin saber si en verdad lo es."

Muchas veces damos por hecho cosas frente a Dios, nosotros designamos lo que Dios debiese hacer y lo que no. Nosotros establecemos lo que es bueno y malo. Imagínense si Dios dijera que sí a todo lo que le piden; no habría manera de satisfacer a cada uno. Puede sonar gracioso, pero se imaginan a un dueño de una funeraria pidiéndole a Dios que prospere su negocio. Es obvio que responder a eso de forma satisfactoria, va a generar el dolor en otros. No se puede satisfacer los deseos de todos. 

La enseñanza quizás es que debemos confiar en los tiempos y propósitos de Dios, aunque cueste. A uno le dan ganas de descargarse con Dios, de reclamarle por no responder, a uno le da rabia también porque siente que por más que luche por lo que desea, eso no llega. Pero hay que confiar con Dios y en sus propósitos; hay que esperar en lo que Él quiera darme y cuándo desee hacerlo.

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