jueves, 26 de marzo de 2020

Lánzate

Foto de Sebastian Coman Travel.

Siempre he admirado a las personas que disfrutan la adrenalina, ya que no soy una persona que lo haga. La última vez que fui a un parque de diversiones, me subí a tres juegos y el resto del día me dediqué a sacar fotos y grabar vídeo.

Usualmente visito el Cajón del Maipo, un lugar de la precordillera de la Región Metropolitana donde se encuentra la capital de Chile. En el camino hay una grúa que está dispuesta en la intersección de los principales ríos del sector, lista para que alguien se lance en bungee.

Según los expertos una de las cosas más difíciles de conseguir para el primer salto en bungee es la tranquilidad mental, ya que el instinto de supervivencia se activa al saber que uno se lanzará desde un lugar muy alto.

No es fácil llegar a la tranquilidad mental porque te enfrentas a lo desconocido. No sabes cómo reaccionará tu cuerpo, qué se siente. Si lo disfrutarás.

Lanzarse al vacío, confiando en que el cable que soporta la caída te sostendrá hasta el último segundo.

La intranquilidad genera ansiedad: a lo qué sucederá, por lo que podría pasar a mi familia, por lo que podría pasarme.

En estos días de pandemia, me ha costado mantener mi tranquilidad mental. Como escribí la semana pasada, me he visto en la obligación de ver los noticieros, aunque no me gusta. Todos los días el gobierno está estableciendo nuevas medidas a seguir para evitar el contagio del coronavirus.

Tratar de controlar a este virus es como querer morder el viento. Son tantas las posibilidades de contagio, que solo me ocupo en obedecer las normas establecidas para la protección de mi hogar y trato de no pensar.

Eso recomiendan los psicólogos. Una vez que cumplimos con lo establecido para nuestra seguridad, debemos seguir con nuestras vidas. Sé que cuesta mucho, porque hacer esto es como lanzarse en bungee.

Luchamos contra un enemigo invisible, es algo que no podemos controlar. Acá en Chile hay mucha intranquilidad, la gente se agolpa en diferentes lugares por miedo a no tener lo que necesitan.

Pero una de las mayores necesidades que tenemos, la mayoría la ignora: Necesitamos confiar, depositar nuestra fe en Dios y pedirle calma en medio de la tormenta.


Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza.

Salmos 56:3 | Nueva Versión Internacional (NVI)


Buscar la tranquilidad en Dios es imperioso en este tiempo de intranquilidad constante.

El otro día leí que una buena forma para evitar la ansiedad es organizar el día que pasamos en cuarentena, poner horarios, establecer rutinas en general.

Dejemos en nuestra agenda tiempo para Dios, para acercarnos a Él y recibir de su paz.


»Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón. Y la paz que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo.

Juan 14:27 | Nueva Traducción Viviente (NTV)


Lancémonos a los brazos de Dios y su protección. No lo soltemos. Busquémosle mientras lavamos los platos que usamos al almuerzo, cuando despertamos. Oremos (conversar) y cantemos. Solo así tendremos una relación con Él y encontraremos la paz. Como dice el versículo anterior, el mundo no la puede dar, y yo agrego: porque no la conoce.

Lánzate y confía en Cristo Jesús



QUERIDO LECTOR, ESTA SEMANA RECOMIENDO

Plataforma | YouTube

¿Cómo encontrar PAZ en medio del CAOS? de Edyah Barragan. Esta muchacha me encanta por su sencillez, su amor a Dios me motiva, espero que a ti también.

Para escuchar y meditar en la letra escucha Yo te doy mi corazón de Coros Unidos.


Plataforma | Spotify

Escucha Paz en la tormenta (Feat. Renan Carias) de Kike Pavón. Una alabanza que cantaba cuando niña, sí, hace mucho tiempo 😄


Lectura Extra

En esta página encuentras un post que inicia con una historia que me fascina y es la lectura que recomiendo, el resto de la página es un comentario que se refiere a otro tema, si quieres lo puedes leer.

Competencia de Pinturas: La paz perfecta.

jueves, 19 de marzo de 2020

Rapunzel

Foto de Iheb AB

Hoy vi una Instagram Stories. Me hizo recordar la película de Rapunzel, ella estaba encerrada por su seguridad, para que usaran el poder de su cabello. La historia decía lo siguiente:

"Día 5: Ahora entiendo por qué Rapunzel terminó hablando con un camaleón"

Seguro ya viste la película o sabes de qué se trata la historia (el cuento de los hermanos Grimm no se parece a la película, por si no los has leído).

Entiendo que Rapunzel quisiera ver las luces, ella estuvo encerrada toda su vida.

Pero con la pandemia del coronavirus, algunos ni siquiera quieren estar encerrados algunos días.

He escuchado de primera fuente:

—Si no pasa nada.

—Son puras mentiras para que no sigan las protestas del estallido social.

—Son alaracos.

No hay empatía. Pero... hasta que no le pase a uno, ahí recién aparece.

jueves, 12 de marzo de 2020

¿Lo conoces?

Foto de Charles Deluvio.

Yo solo sabía que existía. Leí sobre Él. Escuché experiencias de otros que se relacionaban con Él. Quise conocerlo, empecé a hablarle de la siguiente manera:

—Ahora estoy hablando contigo, pero sé que no lo creo con todo mi ser. Lo estoy diciendo en voz alta, para convencerme que es así.

Porque no creía que el Espíritu Santo hablara conmigo, mi pensamiento era: “¿por qué hablarías conmigo si hay tanta gente maravillosa con qué hacerlo? ¿por qué conversar conmigo si no soy constante en mi relación con Dios, en la lectura de la Biblia, ni en la oración? Viendo tanta gente que te sirve Dios en redes sociales, en YouTube, gente que es linda por dentro y por fuera. ¿por qué hablarías conmigo?” Y en mi corazón sentía que no era suficiente.

Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.

Romanos 8:26 | Nueva Versión Internacional (NVI)

Y lo que dice el versículo que cito, me pasó a mí.

jueves, 5 de marzo de 2020

Muerte a la vergüenza

 
Foto de Filbert Mangundap.

FINALES DEL VERANO, SANTIAGO 1996

Tengo 16 años, estoy en enseñanza media (secundaria en otros países). En la escuela a veces hablo con una muchacha un año mayor, la llamaré Fernanda, porque no es ese su nombre real.

No entiendo mucho a Fernanda, para ella es importante ser cool. Cuenta con orgullo cada concierto al que va y los relataba completamente para que nadie dude de que ha estado allí. Le gusta que le digan Feña, porque es como su marca registrada, a sus cosas le escribe Feña y no Fernanda.

Llevo un vestido negro con lunares blancos que me encanta. Voy caminando junto a mi mamá, a la Escuela Dominical.

Llegando a una esquina diviso a la Feña con su grupo de amigas. Recuerdo que la líder del grupo vive a unas calles de la casa de mis padres. Cuando nos cruzamos saludo a mi prospecto de amiga y ella sigue caminando. Supongo que no me ha visto, así que insisto en saludarla. Ella llena de vergüenza me responde el saludo.