Foto de Tyler Nix |
Me encanta comer, me encanta el sushi, las pizzas y las sopaipillas. En esos años buscaba sustitutos, la realidad era que para mí no existían, tampoco quería encontrarlos para ser sincera, todo ese peso que le daba a mi cuerpo en realidad lo llevaba en mi mente.
Me tomó años comprender cual era realmente mi problema. El amor propio escaso que tenía no me dejaba ver con claridad. Basaba mi valor en lo que hacía, entregaba a los demás el poder de opinar y afectar mi autoimagen. No me veía como Dios lo hace desde siempre. Él nos mira como seres dignos de ser amados, es decir, nos acepta, también nos ve como seres valiosos y competentes, esto quiere decir que Dios confía en nosotros, por eso depositó dones y talentos para que los desarrollemos y hagamos crecer.
Ahora sé que me debo amar tal cual soy y estoy en el momento. También aprendí que el "estoy" es totalmente modificable, que es solo un estado y no una condición.