jueves, 6 de febrero de 2020

Bombardeada

Foto de Morgan Sessions.

MARZO, 2018

Llego a la oficina 40 minutos antes del inicio de la jornada. Enciendo el computador, ingreso mi contraseña, abro el correo, Intranet, Word con un libro para leer y tres carpetas con diferentes trabajos que debo continuar.

Busco mis audífonos. Tomo mi smartphone. Escojo música en YouTube mientras reviso las notificaciones de las redes sociales, en paralelo abro una pestaña del navegador para ver el material del curso en línea que estoy haciendo. 

Preparo un café de 400 ml. y desayuno mirando las pantallas.

Hace días me duele la espalda, me cuesta escribir y ayer me empezó un dolor en el cuello, en la cervical para ser más precisa.


ABRIL, 2018

Despierto con un dolor insoportable en el cuello, tanto que no lo puedo mover. Lloro del dolor. Con dificultad tomo mi smartphone y veo que son las 3:00 AM.

Es muy temprano pienso—, aún no puedo despertar a mi esposo. Si le pido que me lleve a emergencias ahora, no va a poder descansar, tiene que ir a trabajar.

Aguanto el dolor hasta las 5:40 AM. No pude dormir nada.

Entrando a emergencias por segunda vez en el mes. Colocan un calmante bajo mi lengua, de esos que te atontan. Casi no me hizo efecto, estoy tan tensa que sigo despierta. El médico va a verme a la sala de observación y me dice:

—La pastilla no te hizo ni cosquillas.


JUNIO, 2018

El traumatólogo revisó mi dolor cervical, me deriva a psiquiatría.

—No estoy estresada —discuto con él.

Resignada, pero no convencida, voy al área de psiquiatría del hospital. Reservo una hora y le pido a mi jefe entre lágrimas que me tramite un permiso para el día siguiente.

—No quiero que me vea la psiquiatra —lloro al teléfono.

Al día siguiente en la consulta psiquiátrica, una mujer mayor de cabello cano y grandes lentes, me saluda amablemente:

Hola me dice¿Qué te trae por acá?

—Me derivó el traumatólogo por dolor cervical, dice que es tensional.

¿Tensional? ¿y tan joven? ya chiquilla, dime algunas cosas para llenar tu ficha ¿tu nombre? —respondo y doy mi nombre completo—. ¿Edad? pienso un poco ¿tengo 37 o 38?— ¿Dirección?

Mmm... busco en mi cabeza ¡no recuerdo mi dirección! Busco en mi smartphone la dirección que tengo anotada desde que me cambié ahí hace un año. Respondo leyendo.

—¿RUT? ¡no lo recuerdo! lo uso casi todos los días, sé que empieza con 10 ¿Qué más sigue? pienso con desesperación.

¡Ayúdeme! le digo llorando a la psiquiatra.

—No te preocupes, para eso estás aquí. Te daremos toda la ayuda posible. Para empezar: 30 días de licencia médica. Tienes que descansar.

Diagnósticos: estrés agudo, trastorno ansioso generalizado, cervicobraquialgia producida por la tensión muscular.


OCTUBRE, 2018

Te veo mejor niña me dice la psiquiatra después de cuatro meses con licencia médica.

Sí, estuve 120 días sin ir a trabajar.

—Te veo mejor —continuó la doctora— vas a reintegrarte al trabajo, pero con media jornada.

Y así fue por seis semanas.


ABRIL, 2019

Alta médica ¡al fin!


HOY

¿Cómo llegué a enfermarme tanto?

Le di rienda suelta a mis pensamientos al bombardearme de pantallas.

Gracias a la sobrestimulación me comparaba a diario, sin darme cuenta di el siguiente paso: estrés.

Veía el "éxito" de los demás en redes sociales y pensaba que no era suficiente lo que hacía.

En las tardes después del trabajo colocaba una película en Netflix. Cargaba con ropa la lavadora y mientras lavaba los platos veía un vídeo en mi smartphone.

No tenía tiempo, según yo, para leer la Biblia, para orar o hacer cualquier cosa que tuviera que ver con Dios. Tampoco congregarme.

—Estoy muy cansada decía siempre.

Mi esposo me enviaba a dormir viéndome con sus ojos llenos de preocupación.

Para mejorarme los médicos me dieron licencia, terapia psicológica y kinesiológica. Además de un montón de pastillas para relajarme, porque no podía dormir.

Lo que me curó definitivamente, fue que cambié mis hábitos, el principal: leer la palabra de Dios. Esta fue mi verdadera medicina. Aún siento la sensación de paz y relajo que comencé a sentir al leerla.

Una de las cosas que más me sorprendió, fue que aprendí mucho sobre mí, algo que no esperaba ¡para nada! El versículo que más me tocó fue:


Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos.

Mateo 28:20b | Nueva Traducción Viviente (NTV)


Luchaba sola, no me daba cuenta de que Dios siempre estuvo ahí atento.

Me esmeraba en las pantallas, porque, aunque creía en Dios, nunca me sentí suficiente para que Él me amara. Por eso creía que las cosas que hacía me daban valor. Me llené de desesperanza y ansiedad.

Meditar en la palabra fue lo mejor que pude hacer y lo mejor que hago. Es sorprendente, la palabra de Dios dice en varias partes que lo hagamos. Por ejemplo:


Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh SEÑOR, roca mía y redentor mío.

Salmo 19:14 | La Biblia de las Américas


Sin saber sus beneficios, lo hice. Hoy estoy recuperada, trabajando a diario en mis actitudes y en controlar las pantallas.

La ciencia lo reafirma:

"La meditación repetida produce el neurotransmisor serotonina. La serotonina regula nuestro estado de ánimo, alivia la ansiedad y combate la depresión. Es una fuente de energía de un neuroquímico y es algo que todos podríamos usar un poco más en nuestras vidas."
Fuente: RenacerALaVida.com

El llenarme de pantallas solo consiguió que mis pensamientos se desordenaran, sin rumbo fijo, queriendo hacer todo a la vez. Al ordenar mis pensamientos mi mente se fue relajando. 

Cuando estaba enferma eran tantos mis pensamientos que parecían chocar unos con otros. Uno de las medicinas que me entregó la Biblia fue:


derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,

2 Corintios 10:5 | Reina-Valera 1960 (RVR1960)


Cada vez que me bombardea la angustia o algún mal pensamiento hago lo que dice este texto, tomo aire y me calmo. Sí, puedes darle instrucciones a tu mente.

Si estás en una situación similar o peor a la que yo pasé, te insto a leer el libro de Filipenses. Pablo da muchas directrices que en la actualidad sirven muchísimo. El versículo 8 del capítulo 4 sirve como un verdadero filtro mental:


Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

Filipenses 4:8 |Reina-Valera 1960 (RVR1960)


Dios nos llama sus hijos cuando aceptamos a su hijo Jesucristo como nuestro salvador.

Acepté a Jesús a los once años, pero eso no me dio garantía de no apartarme de su lado.

Dios siempre quiere lo mejor para nosotros. A pesar de la enfermedad que viví por casi seis meses, esta se transformó en una maestra que me mostraba cada día que lejos de Dios las cosas no van bien, que pierdes la identidad por querer ser de la forma en que te lo muestran las pantallas.

Nunca te apartes de Dios.


Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.

Romanos 8:28 |Nueva Versión Internacional (NVI)

  


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