jueves, 28 de enero de 2021

Willy Wonka y La Crianza

Foto de Naomi Tamar.

Una de mis películas favoritas es Charlie y la Fábrica de Chocolate. Me gustan sus colores, canciones, personajes; sobre todo, el mensaje que busca transmitir mediante la actitud de cada niño. Si alguien presenta preocupación por cómo criar a sus hijos, debería ver esta película. Es un excelente reflejo de lo que (no) se debería hacer.

No es mi intención escribir sobre cómo criar, ya que, la crianza no es una receta que se sigue al pie de la letra. Hay un dicho que dice “todos los caminos conducen a Roma”. Eso aplica para la crianza. Hay muchas formas de criar, y la mayoría conducen a buenos resultados.

Salvador Minuchin planteaba que dentro de las familias existían reglas universales que gobernaban la organización familiar. Dentro de estas reglas, el ideal sería que padre y madre formen una alianza interdependiente, como un equipo de autoridad, por sobre los hijos. Aclaro que cuando hablo de padre y madre me refiero a las figuras que cumplen este rol, no necesariamente a quienes procrearon.

Disciplinar a un niño produce sabiduría, pero un hijo sin disciplina avergüenza a su madre

Proverbios 29:15 | Nueva Traducción Viviente (NTV)

jueves, 21 de enero de 2021

La luz y Esteban

Foto @tabitacampos.

Esta semana fue el aniversario número doce de la muerte de mi hermano Esteban.

Cuando uno pierde un ser querido, existen muchas cosas que te hacen recordar a esa persona. En mi caso, siempre que escucho al grupo Guardian pienso en Esteban. Era uno de sus grupos musicales favoritos.

Hoy recordaba una alabanza que ellos escribieron llamada Como el sol. Hay una parte que dice "como el sol, tú iluminas mis mañanas y tú traes paz al despertar". Esa canción refleja exactamente lo que Dios hizo conmigo cuando le conocí. Él vino a iluminar mi vida. 

Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida
Juan 8:12 | Reina Valera 1960 (RVR1960)

jueves, 14 de enero de 2021

Soy fuerte cuando soy débil

Foto de Simon Hajducki.

Daniela es una paciente que atiendo. El otro día estábamos en una sesión y me dijo: “Yo prefiero dejar pasar las cosas, me resbalan”. Claramente no le resbalan, o no saldrían esos temas en terapia (aclaro que, por confidencialidad, cambio todos los datos de mis pacientes).

A lo largo de los años, la psicología ha buscado estudiar la forma en la cual los seres humanos enfrentan sus dificultades. Lazarus y Folkman, en el año 1986, plantearon el concepto “estrategias de afrontamiento”, describiéndolo como herramientas que desarrolla cada persona para manejar las situaciones que considera estresantes.

A pesar de que la descripción suena muy individualista, la realidad es que la forma en la cual cada uno enfrente las situaciones complejas, va a depender de las interacciones que haya tenido a lo largo de su vida.

El otro día leía una publicación de Facebook sobre esto, Sebastián León, Doctor en Psicología, escribía lo siguiente:

“Uno de los indicadores de salud mental es nuestra capacidad para sentir y pensar de manera integrada, como el oxígeno y el hidrógeno que conforman el agua de nuestra experiencia en el mundo. La capacidad para sentir-y-pensar (lo escribo de esta manera para enfatizar su integración) tiene por condición previa una crianza suficientemente amorosa, respetuosa, segura, disponible y protectora. Cuando en la crianza hay violencia, inseguridad y abandono, el sentir-y-pensar se corta y se transforma en un sentir-o-pensar: hay niños que se protegen a sí mismos renunciando al sentir y refugiándose en el pensar, mientras que otros amplifican el sentir y reducen o anulan el pensar. Entonces tendremos a adultos con mucha inteligencia cognitiva, pero desconectados de su mundo afectivo e interpersonal. Y también tendremos a adultos que con frecuencia se desbordarán afectivamente, siendo impulsivos e incapaces de reflexionar a tiempo acerca de sus estados emocionales.”

Jesús lloró 
Juan 11:35 | Reina Valera Actualizada (RVA)

jueves, 7 de enero de 2021

Dios es mi rey soberano

Foto de Mitya Ivanov.

Los comienzos de año están llenos de esperanza: las personas hacen proyectos, escriben sus metas, incluso lanzan globos al cielo con sus deseos. Todo esto con el objetivo de que se cumpla lo que anhelan.

Hay un aprendizaje que me marcó el 2020, es que nuestros proyectos pueden cambiar de forma inesperada. Quizás algunos tenían indicios de que se vendría una pandemia, pero nadie dimensionaba todo lo que podía conllevar. Teníamos claro que las cosas no serían como siempre, pero no al nivel de lo que realmente ocurrió.

Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos
1° Crónicas 29:11 | Reina Valera Actualizada (RVA)

Hace algún tiempo conversaba con una amiga sobre algo que yo anhelaba. Ella me decía “amiga, decláralo”. Yo le dije no creo en esas cosas. Me preguntó por qué. Yo le expliqué que en mi fe no creía que uno podía intervenir en algo la voluntad de Dios. Y no lo digo porque crea ser una esclava de Dios o porque piense que, si no estoy de acuerdo con Él, me va a hacer algo. No se imaginan la cantidad de veces que me he quejado con Dios. No se trata de no poder estar en desacuerdo con Él, sino, más bien, de confianza absoluta.