jueves, 21 de enero de 2021

La luz y Esteban

Foto @tabitacampos.

Esta semana fue el aniversario número doce de la muerte de mi hermano Esteban.

Cuando uno pierde un ser querido, existen muchas cosas que te hacen recordar a esa persona. En mi caso, siempre que escucho al grupo Guardian pienso en Esteban. Era uno de sus grupos musicales favoritos.

Hoy recordaba una alabanza que ellos escribieron llamada Como el sol. Hay una parte que dice "como el sol, tú iluminas mis mañanas y tú traes paz al despertar". Esa canción refleja exactamente lo que Dios hizo conmigo cuando le conocí. Él vino a iluminar mi vida. 

Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida
Juan 8:12 | Reina Valera 1960 (RVR1960)

Cuando Juan escribió esto, apuntaba a que Jesús cumplía el rol de iluminarnos el camino, para mostrarnos la ruta verdadera hacia Dios. En mi vida, este versículo tomó ese sentido y otro mayor. 

Cuando falleció Esteban, yo era una persona muy fría emocionalmente. Un robot no estaba tan lejos de lo que yo era. Aun recuerdo que sólo derramé una lágrima cuando él murió. Pensaba que las emociones nos convertían en seres débiles; estaba muy equivocada. Después de que falleció mi hermano, me aislé más de lo que ya estaba, me metí en mi mundo y no permití que nadie entrara en lo que yo estaba sintiendo. Ni siquiera Dios. Ahora que lo pienso, ni siquiera yo sabía que sentía. Parecía no sentir nada. 

En ese momento yo me congregaba en la iglesia, junto a mis papás. Buscaba a Dios, pero no tenía muy claro en qué creía, ni tampoco tenía una relación constante con Dios, más allá de la iglesia. Pasaron los años y entré a estudiar psicología. Estando en la universidad, entendí que nunca había vivido mi duelo, nunca me había dado el espacio para llorar a Esteban. Cuando lo hice, se sintió muy abrumador, al nivel de sentirme muy deprimida. 

Ese momento marcó un antes y un después para mí. Ahí fue cuando verdaderamente conocí a Dios. Ese fue el instante en que en que Dios llegó con su luz a iluminar las tinieblas en las cuales me encontraba. Dios no ha sido una luz sólo para iluminar mi camino, sino también para alegrar un corazón entristecido. Si no fuera por Dios, no sería la persona radiante que hoy soy, ni tampoco podría recordar a Esteban con la paz con que lo hago. 

Hay muchas cosas que se podría decir sobre Dios. Uno podría estar horas intentando describir a Dios y no alcanzaría el tiempo. Las palabras no alcanzarían a caracterizarlo, ni menos a expresar lo que él ha hecho por cada uno. Sin embargo, si hubiese algo que decir sobre Dios es que Él tiene la capacidad de iluminar lo más abrumador, lo más oscuro, lo aparentemente sin salida, Él siempre lo ilumina sólo con su presencia, haciendo que aquello que se veía tan complejo e imposible, se vea muy simple. 

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