jueves, 28 de mayo de 2020

El Camino Fácil

Foto de David Monje
No es fácil obedecer siempre a Dios, sobre todo cuando nos pide hacer cosas que no nos gustan o sabemos que no le gustarán al que las escucha, lee o recibe.



Siempre he estado feliz del lugar donde Dios nos dio para vivir, un lugar tranquilo a los pies de un cerro. Bajo el mismo cerro, hoy a las tres de la tarde me asustó un fuerte sonido. Vi con decepción y algo de miedo que eran fuegos artificiales. Acá en Chile, se lanzan estos fuegos artificiales para avisar que llegó “la merca” como se dice en las poblaciones, es decir, “llegó droga, venga a comprar”.


Los noticieros invaden con los peores recuentos a nivel económico. El 15% de los infectados por covid-19 sale de sus domicilios a trabajar, porque si no, no come. Hoy vi que, en la comuna de Puente Alto, en el centro del país, había vecinos quejándose de los disparos, robos, y mala vida dentro de su condominio, condenaban a las policías por no hacer presencia al llamarles para controlar estas situaciones. Por otro lado, están los Black Friday de las tiendas, ofreciendo sus productos como si nada pasara.

Como es mi costumbre le pregunté a Dios: “¿qué escribo?”, abrí mi Biblia (Traducción al lenguaje actual – TLA), pensando en que la palabra de Dios me hablaría sobre otro tema, y leí el subtítulo en el libro de Isaías “Dios da a cada uno su merecido”.

Cuando comenzó la pandemia, abundaban las profecías, sueños, sobre lo que se venía. 

También recuerdo que una pastora tuvo una revelación de Dios, de la que ya comenzaron a pasar: pastores conectados a respiradores, hambre, saqueos. Por otro lado, una hermosa joven escribió:

 “Vi subir del Mar una criatura blanca parecida a un dragón de mar con 3 cabezas. Su cuerpo tocaba el mar y su cabezas el cielo. La cabeza del medio abrió la boca y el desorden tocó la tierra. Guerra, hambre y caos. Pero me abrazo y me dijo es necesario que esto pase para que se cumpla mi palabra” (SIC).

Esther Barranco, 20 de abril de 2020

jueves, 21 de mayo de 2020

Límite

Foto de Warren Wong
¿Cuánto te conoces a ti mismo? ¿Qué eres capaz de alcanzar? ¿Cuánto puedes soportar?

Tengo un amigo de más de 60 años que vive solo.

Me recomendó la película italiana 18 Regalos (en Netflix, creo que es una pieza hermosa). Me confesó que lloró al verla, él supone que fue porque está solo. Nunca pensé que admitiría que lloró. Al hablar con él es una persona terca, instruida y de conversación fácil. Me gusta mucho conversar con él, siempre tiene tema.

Trato de acompañarlo por mensajes y contándole mi día, qué comí, por ejemplo.

Así como mi amigo mayor, con este encierro, en algunos fluye la soledad. En mi caso, estar con el smartphone más tiempo del debido y procrastinando debido a ello.

La última ve que fui al supermercado, hace dos semanas más o menos, me fijé en el cambio de vestimenta de los compradores. Una manía que tenemos los que escribimos, nos fijamos en cosas que a veces la mayoría no se fija: vestimenta, gestos, respiración, manías. Por ejemplo, yo, al ir al supermercado, me fijo en los compradores y sus compras. Por eso te puedes dar cuenta de muchas cosas e imaginar sus vidas, siempre sirve para crear algún personaje.

jueves, 14 de mayo de 2020

Estereotipo

Foto de Marten Bjork
Recuerdo que cuando ingresé a la escuela conocí el bulling. Siempre era víctima de insultos, bromas y rechazo. No era buena en los deportes, así que siempre vivía la típica escena de película estadounidense en la que eligen al protagonista al último porque nadie lo quiere en su equipo.

Crecí queriendo ser parte del grupo. Ser querida por los demás.

Jamás una nerd con el cabello en los ojos sería aceptada entre las populares. Menos una canuta declarada, a la que trataban de monja porque no tenía novio a los 12 años.

En esa época me sentaba sola y al fondo del salón de clases, en un banco para dos personas. En los recreos (breaks) hablaba con mis amigos de otros cursos, casi nunca con los de mi salón.

En la iglesia me sentía como en una dimensión paralela, tenía amigos y compartía con ellos, sin embargo, la sensación de rechazo me perseguía. La reflejaba en mis inseguridades sobre mi apariencia, creyendo que no era lo suficientemente bonita como para gustarle al chico que me gustaba, ni para ser la mejor amiga de alguna chica, siempre otra lo era.

Siempre algo me apartaba, me sentía diferente.

Me enfurecía que alguien dijera que era amorosa, tierna. Quería ser una mujer segura de sí misma, como en las películas: Una mujer exitosa, con un gran trabajo, vestida a la moda, deportista. Siempre bebiendo mucho café. Llena de reuniones y con un flamante novio que también es exitoso.

jueves, 7 de mayo de 2020

Marca Registrada

Foto de Jiawei Zhao
Tengo una hermana mayor que siempre me cuida y regala cosas lindas.

Cuando las dos vivíamos en casa de nuestros padres, ella fue la que primero trabajó. Después de unos meses, me regaló mi primer perfume. Recuerdo que era una edición limitada de Óscar de la Renta. En la base del envoltorio había un sello holográfico, ese era el sello de autenticidad del perfume.

Todas las marcas registran sus productos para protegerlos legalmente.

Cuando vez un isotipo o logotipo, identificas de inmediato de qué producto estás viendo ¿quién al ver una manzana con una mordida no sabe a qué se refiere? Deben existir personas que no, pero en su gran mayoría sabemos que estamos viendo el isotipo de Apple. O cuando alguien lleva un café y en el vaso hay una sirena que te observa, sin dudar pensamos en Starbucks. No hay miedo a equivocarnos.

Si aceptaste a Jesús como tu Salvador, en ese momento fuiste sellado con el Espíritu Santo. Ahora eres Hijo de Dios.