Foto de Hans Eiskonen. |
El Tiempo me miró a los ojos sin decime nada. Comprendí su visita. Hice un análisis rápido, ya no me quedaba mucho con él.-Betsy de Aravena
Durante estos días el tiempo me ha buscado por diferentes
medios. En realidad, Dios me ha querido hablar de él.
Si hago un promedio de los años que han vivido mis
familiares, he vivido el 57,7% de mi vida. Al ver ese número comencé analizar
en qué situación estoy hoy. Mi hija apenas tiene 9 meses, cuando ella cumpla un año
debo volver a trabajar, ya estudié lo principal: tengo una carrera y un diplomado; debo ser mejor dueña de casa y
soy feliz con mi esposo. Sin embargo, en ese análisis fugaz me di cuenta de lo
fundamental ¿y mi propósito?
Actualmente mi propósito es criar a mi hija, pero ¿Qué hay
de los demás años que me quedan?
Hay una frase que siempre escucho “Yo no le hago mal a nadie”,
pero hay algo que me molesta de esa afirmación ¿acaso le hace el bien a alguien?
Por eso volví a pensar en mi propósito, Dios ya me lo
mostró, pero a pesar de eso, me falta para poder cumplirlo, en tiempo y
preparación. Este tiempo que me queda debo utilizarlo bien.