Foto de Jan Kopřiva. |
Este tipo de situaciones, con los años ha
ido evolucionando. Mi madre, cuando yo era niña, me decía:
"defiéndete", lo hice, llamaron a mi mamá para que hablara con la
directora del colegio. A uno de los niños que me molestaba lo patee en el
suelo. Si eso sucediera en estos tiempos me expulsarían de inmediato.
Sí, los haters siempre han existido,
listos para atacar en cualquier circunstancia. No les importa si eres buena o
mala persona. No les importa si eres un buen estudiante, trabajador, hijo,
madre, padre, pastor, etc. Lo único que importa es que seas una víctima para
atacar, sin importar consecuencias.
Sé que los haters los asocian con las
redes sociales, pero los tenemos presentes en todas las instancias.
Supe de ellos por el suicidio, hace años,
de una niña de once años en Iquique, una ciudad del norte mi país, Chile. A
través de YouTube le hicieron tanto bullying que tomó esa determinación a sus
tiernos años. Nunca lo he olvidado por lo fuerte que me pareció la historia.
Las cosas con los años han ido empeorando, hasta llegar a esos juegos que te
invitan al suicidio sin usar esa palabra jamás.
Recuerdo un episodio en mi trabajo. Hubo
un robo. Alguien entró al sector de los casilleros y robó dinero de los bolsos
de los colegas. Muchos decían saber quién era. Se hizo incluso una
investigación que no concluyó en nada ¿y los que sabían quién era? No dijeron
nada, no tenían pruebas. Pero todos observaban con miradas acusadoras a la
misma persona.
He puesto varios ejemplos, diferentes
historias con niveles de acoso. Me falta la vecina bisagra, esa que "lo ve
todo" pero no ayuda a nadie, esa que habla de todo el mundo, aunque ni
siquiera cruce una palabra con ellos. En todos los casos, gente dispuesta hacer
daño con sus palabras y actitudes.
Para que hablar de lo que sufrieron los
apóstoles y seguidores de Cristo, siempre había gente dispuesta hacer daño con
sus palabras venenosas.
Ahí entra la serpiente, pero no la del
Génesis, sino la que mordió al apóstol Pablo en la Isla de Malta en el Mar
Mediterráneo. Hay varias polémicas sobre el veneno de la serpiente, pero no me
referiré a eso, sino a la actitud que tuvieron los isleños conforme sucedían
los hechos.
Al llegar a la isla hacía mucho frío y
llovía. Los habitantes de la isla hicieron fuego y acogieron a los náufragos. Después
de eso, Pablo es tratado de asesino, luego de dios y después como un sanador ¡Tantas
versiones de una persona en solo unas horas!
Nosotros también hemos hecho eso con
alguien ¿o dirías "yo nunca, nunca"?
A veces nos dejamos contaminar por
nuestros propios ojos. Algo parecido a uno de los diálogos de Jackie Chan en la
película Karate Kid: "Solo ves con los ojos. Eres fácil de engañar".
En ningún momento vieron a Pablo como lo
que era en realidad, hasta que oró por el padre de Publio y llevaron los
enfermos, supongo que lo vieron como un sanador.
¿Pero quién era Pablo? ¿Alguien en esa
isla lo supo en realidad?
Te invito a no dejarte guiar por lo que
dicen otros al referirse a una persona, ya que todos vemos desde nuestra propia
perspectiva. Tampoco caigas en las conversaciones venenosas, o como se dice acá
en Chile: cahuines*. Esta recomendación va porque yo caí en eso. Cuando me di
cuenta le pedí perdón a esa persona y le dije lo que sentía, hoy es alguien en
que puedo confiar. Pedí perdón porque comencé a buscar con ahínco a Dios, lo
primero que me mostró fue mi mala actitud, totalmente influenciada por otros.
Me avergoncé, y bastante, pero recibí perdón ¡y fue maravilloso!
Tomar la decisión de obedecer es fuerte, negarse a sí mismo no es fácil, pero se puede. Cumplir con uno de los principales mandamientos, no es fácil, pero se puede. Ambos dirigidos por el Espíritu Santo son posibles.
Busca a Dios.
Un gran abrazo y que Dios te bendiga.
QUERIDO LECTOR, ESTA SEMANA TE RECOMIENDO
Pablo en la Isla de Malta. Hechos, capítulo 28 versículos 1 al 9.
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Dios te bendiga.