Foto de John Schnobrich. |
La primera vez que escuché los latidos del corazón de mi hija fue muy emocionante, creo que para cualquier madre que anhela tener en sus brazos a su bebé debe ser así. Esto me hizo pensar en el versículo donde Dios hace el llamamiento a Jeremías, que dice:
Creo firmemente en lo que dice la Biblia, la palabra de Dios, de que Él ya nos tenía en sus pensamientos, ya nos tenía destinados a ser sus hijos.
Nuestra existencia con propósito en las manos de Dios es
maravillosa. No somos una mera casualidad o el producto de un condón roto o el olvido de un anticonceptivo.
Nuestra existencia tiene un sentido, aunque no fuésemos “planeados” por
nuestros padres.
Por mi embarazo me han controlado mucho los médicos por los diagnósticos médicos que me han dado: diabetes II, hipotiroidismo, calcificaciones en las arterias carótidas. Muchas cosas en contra para el desarrollo de un bebé, sin embargo, la mano poderosa de Dios a estado presente en cada momento. Debo confesar que pensé varias veces en que tal vez Dios no me daría hijos por mi condición física y por mi edad. Con mi esposo nos costó quedar “embarazados”.
El primer ginecólogo que me vio me dijo que si no estaba embarazada en febrero de este año (porque comenzamos a tratar en agosto de 2019), tenía que hacerme exámenes de fertilidad.
Pasaron varias cosas
entre febrero y marzo, además del Covid-19. Por tanto, no pude ir al ginecólogo
a realizarme los exámenes. Finalmente, en mayo me enteré que tenía más de un mes
de embarazo. Luego comenzaron los controles médicos en medio de la pandemia.
Dios ha estado ahí, presente en cada examen, en cada control. Cada vez que veo
a mi hija en el ecógrafo los médicos dicen “está bien”. Luego cuando me retiro
del hospital, leo el informe médico y dice que la bebé está en los parámetros
normales.
Tal vez fue así contigo, que tu madre te pidió a Dios como
lo hice con mi bebé y ella estaba feliz de que vinieras a su vida. Si no
fue tu caso, si tu madre te olvidó, Dios no. Dios siempre está atento a
escucharte, solo debes hablar con Él.
Recuerdo que mi papá me contaba que cuando él era adolescente, unos 16 años, conversaba con Dios. Dice que nunca se arrodillaba. Se recostaba en su cama y colocaba sus manos bajo su cabeza mientras miraba el techo. En esos años le
pidió a Dios dos hijos (le dio dos hijas), también pidió otras cosas que se cumplieron hasta ahora, a sus 73 años.
Pero así también debes considerar el “deléitate” del versículo anterior, no es solo pedir, es estar en la presencia de Dios constantemente. Hay una canción de Thalles Roberto que me encanta y habla sobres esto (te dejo el link en las recomendaciones de la semana para que la escuches), la letra de este tema dice que día a día vienen temores, tentaciones, viene el pecado entre otras cosas difíciles de enfrentar, pero él elije a Dios, elije ser amigo de Dios. Es nuestra elección creer en todo lo que nos tiene desde antes de que naciéramos, desde antes que nosotros mismos le aceptáramos como nuestro salvador.
Hay días en que vienen los temores a mí, pienso: “¿qué hago
ahora?” El temor de colocarle a mi cuerpo tantos medicamentos, sobre todo la
insulina, a veces aparece. He tenido que clamar mucho, también vienen recuerdos
malos y tengo que reprenderlos. Tengo que volver a creer. Es fácil darse por
derrotado, entregarse a esos miedos por el solo hecho de creer que son solo
sentimientos, y tengo todo el derecho de llorar. No te escribo aquí diciéndote que
te reprimas, sino que entregues todo eso a Dios en oración.
Te invito a creerle a Dios, a creer en todo lo que te ofrece
al aceptarle como salvador. Experimentarás el gozo de que Él sea tu padre, porque
Él te pensó antes del primer latido.
QUERIDO LECTOR, ESTA SEMANA TE RECOMIENDO
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Thalles Roberto. Yo elijo a Dios
Lectura Extra
15 versículos de la Biblia que hablan del tema “Desde el vientre”
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