Foto de Kyle Lin. |
Fue pasando el tiempo, me convertí en adolescente y comencé
a desobedecer a mi mamá. Tenía conflictos de personalidad, pero eso no era
excusa para no ser parte de la familia y colaborar. Como decimos o dirán muchos
adultos “ahora con los años, ahora que soy padre, ahora que estoy viejo, etc.
Entiendo por qué mi mamá o papá fueron así conmigo”. Mientras nos forman,
mientras nos enseñan, no vemos el proceso. Mucho menos en la adolescencia y la
juventud. En reiteradas ocasiones no vi todos los esfuerzos, las preocupaciones,
etc., que tuvieron mis padres en mi formación. Ahora con los años lo comprendo,
creo que cuando nazca mi pequeña hija experimentaré cosas similares.
Tenemos el ejemplo de Moisés, Dios lo envía a rescatar a su pueblo de la esclavitud de Egipto, él pone mil
excusas referentes a como se veía a sí mismo: incapaz, que la gente no lo
tomaría en serio por su forma de hablar, etc. Pese a esto, algo que siempre Moisés hizo, fue obedecer a
Dios, siempre se sometió a su autoridad y en esa obediencia es donde tuvo
recompensa. Esto en contraste al episodio en donde golpea la roca (ve las
recomendaciones de esta semana al final de este post en Lectura Bíblica).
Finalmente, en algún momento, todos desobedecemos a Dios, sin embargo, Él
permanece fiel a nosotros, nos sigue amando.
Una de las cosas que nos corresponde aprender en nuestra
vida es a vivir con las consecuencias de nuestras desobediencias y errores. A pesar de
eso, Dios está ahí, extendiendo su mano para ayudarnos a enfrentar dichas
consecuencias.
Si hiciera una lista confrontando
cuantas veces le he obedecido a Dios v/s cuantas le he desobedecido, estoy
segura de que la lista más larga sería la de desobediencia. Eso me hizo
preguntarme ¿Cuánto demoré en negarme a mi misma y someterme a la autoridad de
Dios?
¿Recuerdas que al comienzo de este post escribí que me gustaba ser
útil en casa? Sí, no me gustaba que me mandaran. Pero ahora entiendo que, finalmente,
uno ayuda en casa por amor. Si la casa está limpia y ordenada es por amor a uno
mismo y amor a los demás. Esto no es mi fuerte, me refiero a mantener la casa
impecable. Pero al entender que todo es por amor la perspectiva cambia ciento
ochenta grados y lo que hago, lo hago con agrado.
Así mismo es con Dios. Recuerdo una predica del Pastor
Andrés Corson del Lugar de su Presencia, en la que decía (parafraseo) “si usted
no ora es porque no cree en Dios” y eso es cierto. Si no buscas a alguien es
porque no te interesa, si no haces lo que te ordena tampoco te interesa. Cuando mi esposo hace
cosas por mí, sobre todo cosas que no puedo hacer por mi embarazo como levantar
peso, me siento cuidada, protegida, siento su amor. Yo cocino para él pensando
en lo que le gusta y en lo que no, también es por amor.
El seguir a Dios debe ser por amor a Él, “Por el benefactor
y no los beneficios, Por el amor tan grande de aquel sacrificio”
como dice la canción de Funky (te dejo el link de la canción para que la escuches en las recomendaciones de la semana). La obediencia, por ende, también debe ser por
amor.
QUERIDO LECTOR, ESTA SEMANA TE RECOMIENDO
Plataforma – YouTube
Lectura Bíblica
Plataforma – Spotify
Eres mi bendición (feat. Alex Zurdo) | Funky.
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