jueves, 9 de enero de 2020

Adicción

Foto de Jaroslav Devia.

AÑO 2018 - MI DIARIO

“Tengo el mismo problema que antes: ¿Por qué no estoy bien?

Mi mente me juega en contra. Tengo demasiadas cosas en la cabeza, pensamientos negativos en extremo:

No puedo hacer nada.

No puedo lograr mis sueños.

No puedo tener cosas materiales que quiero.

Me cuestiono cada vez que me dicen que tengo valor. Cuando me dicen que soy importante no lo creo ¿Por qué soy valiosa? A pesar de que estoy leyendo un libro cristiano para aprender a valorarme, no lo hago.

También pienso que no aporto nada en la sociedad, no soy un buen elemento en la iglesia, no soy importante para ninguna de las personas que me rodean.”


HOY

¡Qué pensamientos tan negativos! No aceptaba el amor de Dios, No aceptaba que Él me ve diferente. No aceptaba ni siquiera las cosas buenas que se encuentran en mí. Tampoco su compañía.

¿Qué no aceptas tú?

Lo importante es mirar atrás y darte cuenta de que no retrocediste, que tuviste un avance en tu actuar.

Me di cuenta de que Dios me hace mejor cada día al leer su palabra. Esta es medicina para la mente. Con ella podemos atar al enemigo que albergamos todos en nuestros pensamientos, aquel que no solo le abrimos la puerta a diario, sino que lo alimentamos escuchando más mentiras. Él siempre está dispuesto a envenenarnos para separarnos de nuestro Señor y de nuestra identidad.

En la palabra de Dios, encontramos muchas verdades sobre nuestra identidad en Él. El Rey David dijo:

Soy una creación maravillosa, y por eso te doy gracias.
Todo lo que haces es maravilloso, ¡de eso estoy bien seguro!
Salmos 139:14-16| Traducción en lenguaje actual (TLA)

Uno de los objetivos del enemigo es que no sepamos quién realmente dio su vida por nosotros. Nuestro Salvador: Jesús.

Puedes pensar: "No necesito de un salvador".

Te invito a un autoanálisis: ¿eres adicto a algo? Si lo eres, eres esclavo.

Si dependes de droga, alcohol o de alguien solo para pasarla bien, tu smartphone: eres esclavo.

¿No me crees? Trata de dejar aquello que es objeto de tu devoción por una semana.

Muchos dicen "yo lo controlo", no quieren aceptar de que dependen de eso a que se refieren. No reaccionan en que están muertos, como zombies hambrientos que solo saben devorar, y en este caso en su adicción.

La adicción no se puede controlar, porque el cerebro genera dopamina y te pide cada vez, después de un tiempo, nunca es suficiente.

Sí, también fui esclava, los grilletes de los que Jesús me hizo libre aún están tibios.

Sí, también me sentí como tú.

Mi adicción: la comida, la aceptación de los demás al punto de enfermarse por querer ser aceptada por otros.

Los grilletes también se activan en la búsqueda del placer automático. Del placer de mentira, porque eso es, una mentira.

Debemos elegir de quién somos:

Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
Juan 8:44 | Reina-Valera 1960 (RVR1960)

¿Aun pensando que no eres adicto? Acepta el reto ¿piensas que no debes demostrarlo nada a nadie? Retrate a ti mismo ¿eres capaz?

Trata de salir de dónde estás, con Jesús es sencillo, Él mismo te saca si se lo pides.

Al sacarte se queda contigo y ya no extrañas el calor de los grilletes que te mantenían esclavo. La esclavitud también es no querer salir de tu zona de confort.

Vive con el gozo de la salvación que Cristo Jesús te da. El gozo no es estar feliz. Pero ese es otro tema.

Sal de tu prisión, Jesús estará contigo todos los días, como dice en el Nuevo Testamento:

… y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo…
Mateo 28:19-20 | Reina-Valera 1960 (RVR60)


QUERIDO LECTOR, ESTA SEMANA TE RECOMIENDO

YouTube

Princesas sin corona -  Iván 2 Filoz.


Lectura Extra

Un artículo de Vida, Esperanza y Verdad - Cómo vencer una adicción.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Querido Lector, por favor deja tu comentario. Será un honor leerte y saber de ti.
Dios te bendiga.