Foto de Mahdi Bafande. |
Continué caminando, rogando a Dios que mi fe en Él fuera más
grande que las tentaciones, más grande que mis miedos. Me encontré al frente de
un pequeño árbol con hojas verdes nuevas y relucientes de vida. Recordé como
estaba en otoño, el pequeño árbol con sus hojas secas daba la apariencia de ser
una rama enterrada en el suelo, casi sin vida.
En segundos Dios me habló a través de ese árbol, siendo
tan pequeño pudo renacer, Dios también podía hacerme renacer, aferrándome a Él
sin dudar. Las lágrimas cayeron por mis mejillas arrastrando fuera de mí el
temor y Dios llenó el vacío que las gotas iban dejando.
"El miedo paraliza la fe", esto lo escuché en la radio, en una
predicación del Pastor Chaparro (@ictueoficial en Instagram). Es una gran
verdad.
Crecí teniendo miedo a ser rechazada por la gente, por los
hermanos de la iglesia y eso me ha frenado muchas veces en mi actuar. Me pone
mal. Siempre mi primer pensamiento es que estoy defectuosa, después reacciono
y pienso en el dicho “no soy monedita de oro para caerle bien a todos”. Es
imposible creer que le puedes caer bien a todos y, sin embargo, ese pensamiento
siempre me ataca, el enemigo sabe que puede herirme con eso. Por eso siempre
debo estar atenta a sus ataques. Lo que me pasó en la calle fue producto de
eso.
En internet ingresé a un blog de una persona con cáncer. Él
describía como vencía el miedo a su enfermedad, utilizando versículos de la Biblia
y escribiéndolos como si él los dijera en primera persona. Revisé los posteos
de su blog y llegaban hasta el 2006. Seguí revisando y, David, el escritor del
blog, falleció, lo que no significa que haya perdido la batalla, eso lo aprendí
con mi mamá. Dios me dijo que ella no sanaría de su cáncer, sin embargo, todo
lo que sucedió desde ese momento me sirvió a mí y muchos otros a tener el
testimonio de mi madre como ejemplo de que uno vence al irse con su Señor, que
la muerte física es solo un paso. Y así también David, el del blog, que aún
predica con sus escritos de internet.
Cuando me enfermé de estrés agudo, aprendí que lo que me
puede estresar a mí, para ti puede ser un relajo y viceversa. Esto también pasa
con los miedos. A mí me puede aterrar algo que a otro le es habitual o muy
sencillo. Lo importante de esto es que no importa a lo que le tengas miedo, la
fe derrota esos miedos. No le entregues el control de tu vida a los miedos,
porque estos de ciegan y también te alejan de Dios.
No te engañes a ti mismo siguiendo tus miedos, enfréntalos,
y como ya te he escrito en otras ocasiones, no es fácil, pero se puede.
QUERIDO LECTOR, ESTA SEMANA TE RECOMIENDO
La Armadura de Dios. Efesios 6:10-18
No te Rindas de René González
El Viaje | El blog de David Collins
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